
UNA INVESTIGACIÓN DEBE ATREVERTE HACIA LA AVENTURA, a estar dispuesto a avanzar y descubrir. Luego del tour norteño, nos tocaba el sur. Como Ica está cerca, y para mayor comodidad y disposición, nos fuimos en mi auto. El plan era Pisco, Chincha, Paracas y Samaca en busca de uvas, pisco, pesca y sorpresas. Toda investigación debe sorprenderte en algo, sino ¿para qué?
Empezamos en el puerto de Pisco, en labores de pesca. Luego Chincha a La olla de Juanita y su cocina tradicional, además de sus campos de uvas y pisco Tres Generaciones. Al día siguiente nos quedamos en el Hotel Paracas, donde nos hospedábamos, para degustación y fotos con Miguel Pulache, cada vez más crack en la cocina marina. Allí todo es lujo y relajo, como para pasar la vida entera de ocio y disfrute.
Un punto aparte fue Samaca. Un lugar idílico, bucólico y de otra realidad. No llegas, te llevan. Hace un par de décadas un millonario y filósofo catedrático tuvo la loca idea de hacer un oasis en medio del desierto iqueño, más aún, que sea orgánico, autogestionable y autosostenible.

Tiene olivos, corral, museo, hacienda, reservorios de agua y paneles solares para electricidad. Sí, ese lugar existe, como dice Blanca Varela, y los chanchos vuelan.

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